¿Cuándo necesita un niño la terapia de juego?
Cuando los niños desarrollan conductas conflictivas, como llorar por todo, pelear con otros niños o hacerse pipí en la cama, sabemos que hay algo que les molesta.
Conductas conflictivas en los niños.
Las conductas conflictivas son generalmente maneras inadecuadas de expresar un sentimiento doloroso o una necesidad insatisfecha. Les llamamos “inadecuadas”, porque no solucionan sus problemas, y en vez de obtener lo que necesitan, generan reacciones de rechazo, burla o enojo en los demás, agravando la dificultad inicial.
¿Para qué sirve la terapia de juego?
En la terapia de juego, se le ayuda al niño a conocerse y experimentarse, así como a conocer, aceptar y expresar sus sentimientos y necesidades. El niño adquiere mayor conocimiento de sí mismo, mejorando su autoestima, sus relaciones personales y familiares.
El terapeuta utiliza el juego como un puente hacia el niño, lee el contenido de sus juegos, y hace intervenciones para ayudarle al niño a entender mejor su conflicto y buscar soluciones funcionales a ellos.
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¿Porqué trabajar mediante el juego?
El juego es el lenguaje natural en el que el niño se comunica. Por medio del juego, el niño se conoce a sí mismo, explora su mundo y ensaya su papel en la sociedad.
Mediante el juego, el terapeuta ayuda al niño a volverse consciente de quién es, qué necesita, qué siente, qué desea, qué hace y cómo lo hace.
Regularmente hay cosas que el niño siente o vive, para las cuales le faltan palabras para contarlas: el juego le ayuda a expresarse mejor.
Mediante juegos de roles, expresión teatral, pinturas, texturas, baile, música, cuentos, etc., vamos poniendo al niño en contacto con su ser más creativo, retirando los bloqueos que no le permiten al niño sentirse vivo, activo y feliz.
Cuando el niño a encuentra nuevas y más eficientes formas de comunicarse y satisfacer sus necesidades deja de presentarse la conducta negativa, pues esta ya no es necesaria.
El niño crece emocionalmente.
Terapia de juego no es el único método para que un niño deje de presentar una conducta negativa, pero sí es la mejor manera de que un niño deje de portarse mal, no porque ha sido entrenado para hacerlo, sino porque ha crecido emocionalmente, se ha puesto en contacto con sus recursos internos y está preparado para enfrentar nuevas crisis en su vida de una manera más funcional.
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