Nos han hecho creer que el perdonar al otro es hacerle un favor. Todo lo contrario; si perdonamos a alguien nos estamos haciendo un favor a nosotros mismos. Parecería mentira pero al perdonar al que nos hirió estamos soltando una carga del pasado que nos agobia y estamos logrando vivir en paz. En ocasiones quizá el otro no se dio cuenta que nos lastimó y somos nosotros los que estamos heridos, la herida es nuestra. Y al perdonar sanamos esa herida.
El perdón se aplica también a los individuos que están vivos o muertos, y se puede perdonar a grupos de personas.
Respecto a las personas vivas se puede perdonar estando ellas presentes o ausentes, no es necesario que la otra persona se encuentre físicamente delante de nosotros para perdonarla y que podamos perdonarla aunque se encuentre en otro lugar y no es necesaria la presencia física para perdonar pues el trabajo lo hace uno mismo independientemente de la otra persona. De lo contrario, el perdón estaría muy limitado y seríamos esclavos de los demás.
No intentes cambiar a los demás: cambia tú.
Recuerda que no podemos cambiar a los demás, pero sí podemos iniciar cambiando nosotros mismos.
podemos ayudarte.
Solicitar + información / Precios.